A LA CLINICA POR CIUDAD LAGO


¿Qué se puede esperar por cinco pesos? A lo mucho te tienes que conformar con sentarte sobre un hule mugroson y roto; y eso cuando tienes suerte, porque si no, asumes que hay que pasarle pa´trás, irte parado y joderte el cuello si mides más de uno ochenta con cada tope y bache. ¡Chingá! y lo peor, no es que un escuincle vaya llorando a todo pulmón en tu oreja, o que el fulano que va junto a ti huela a sudor de varios viajes atrás; para nada, eso es de principiantes. Tampoco importa que te estés durmiendo de pie todo el trayecto, que por cierto dura una hora; lo peor, lo gachito, lo C U L E R O es: ¡QUE PASA DIARIO!

Te guste o no, cuando no tienes coche o quien te de un aventón, tienes que hacer uso del transporte público (léase micro, metro, camión, chimeco), ni modo somos pobres. Los traslados en esta ciudad, tú lo sabes, son una chinga, en cuanto pagas el importe al tipo de camisa desfajada y corbata chiquita, pagas la entrada a un función donde eres parte del elenco. Pues sí, te apropias un papel que se va rolando en cada parada, semáforo y esquina; quizá te toque ser el que ronca, o el que va estorbando con la mochilota en la espalda y la cartulina en la mano, o aquel que va colgado en el estribo.

Señoras que te empujan, humo de escape, y llantas que no ruedan; me gustaría decirte que son elementos que no se suelen combinan, pero tu sabes cual es la verdad. Aunque hay que reconocerlo no todo es tan malo (a veces puede ser peor), si estás sentado y tienes sueño puedes recargarte en el de junto, eso sí, hay que aprender a lidiar con los codazos y las habladas, pero seguro el otro va más incomodo. Sí no tienes sueño y alguien va leyendo el periódico, ¡pues aprovecha! mientas no te digan nada infórmate.

Aprender a soportar arrimones, el Chambacú a todo volumen y al cobrador que insiste en que atrás va vacío, no te hace mejor humano, pero sí mal vibroso, al punto que tienes que sacar esa mala leche acumulada de alguna forma; hacerte el dormido cuando alguien podría necesitar el lugar, darle un mochilazo a alguien por puro placer, o ir despintando con la uña la pintura del asiento de adelante. Se podría justificar con varias razones aquel actuar, pero la verdad es que somos rencorosos, fuimos educados así, si la suerte nos da la espalda le picamos el hoyo.

Momento, qué hacemos perdiendo el tiempo de esta forma si al fin y al cabo todos alguna vez hemos viajado en el micro y estoy seguro que lo seguiremos haciendo.

1 comentarios:

Unknown dijo...

eei!!! pues... ke te dire del transporte publico... es lo peor... pero te mueve... te lleva... te deja i te trae.. en fin... ke para ir a todos lados siempre es bueno una combi o micro o camionsin... aunke te toke sudar, oler, perturbarte con el ruido o gozar de los arrimones!!! uuuuy!!!!! sobre todo los arrimones jajajaa